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Toda la escena de los años ochenta, empero, en propiedad pauteada por la autogestión de una cultura autónoma, sucumbió paradógicamente (¿lo es tanto así?) en las vísperas de la Transición. No como creen algunos por falta de una adversidad localizada, sino más bien por haberse dado por descontada la autoconstitución de una polis desdramatizada, dejando de lado que pudiera prosperar sin la problematización de lo real y sin los gestos espaciadores de la póiesis. Toda una generación de autores de la más diversa índole fue retraída a la intimidad.

RETRAIDA A LA INTIMIDAD - UN ESPACIO IDEAL